Arrancó Cibeles en pleno debate sobre la imagen y la salud de las modelos, la polémica creada entorno al peso de las jóvenes ha oscurecido el espectáculo de esculturales cuerpos y vanguardistas diseños que cada año acude puntual a su cita.
Ocurre que esta polémica también ha originado una estupenda curiosidad entre la gente de la calle, y me ha hecho recordar lo divertido del carácter español y de las gentes de esta ciudad. Ayer a la mañana, salí de casa, tarde como siempre, y me paré a desayunar en un bar de la últimamente popular Corredera baja de S. Pablo, entré pues en "la farmacia de Guardia", nombre del pintoresco local, y pedí un café y un croissant plancha. Mientras disfrutaba del desayuno y ojeaba un periódico, en la televisión se comentaba la polémica suscitada en Cibeles. El camarero, un señor alto, de mediana edad, desgarbado, de pelo cano y talante apacible conversaba con dos señoras de avanzada edad y de aspecto descuidado.
Comenta una de la señoras:
Ya era hora que hicieran algo, qué estas chicas están muy delgadasA lo que respondió su amiga:
Si si, son muy guapas, pero no pueden estar muy sanas, la mitad son anoréxicas seguro, incluso las que han pasado el control, míralas que flaquitas.
Entonces entró en escena el catedrático de las barras que debe pasar muchas horas viendo la televisión en el bar y que además gozaba de buena memoria.......
Comenta el camarero:
Lo han hecho muy bien este año, las modelos que desfilan están bien de salud, tened en cuenta que tienen un índice de grasa superior al dieciocho por ciento y eso ya está dentro de lo recomendado por los médicos. Por ejemplo yo tengo un índice del veinticinco por ciento, que es normal, ya más sería obesidad.
En ese momento casi vomito el café de la risa, tuve que mirar hacia el suelo y sonreírme, mientras otro personaje que desayunaba se reía entre dientes y me miraba con complicidad. Desde luego la gente de la calle puede regalarnos momentos deliciosos cuándo menos lo esperas